martes, 5 de julio de 2011


La música del radiocasete. El calor de la noche. Los asientos incómodos que siempre chirrían. Los pies en el salpicadero. Los vidrios empañados. El sabor del sexo. Unico. Expléndido. Irrepetible. Más tarde, esas mismas ventanillas bajadas para coger un poco de aire. Un hilo de humo que sale. Sonrisas en la penumbra.

Ojitos..


Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor
Es un cuento que me sé desde el día que me dió dos besos y me dijo su nombre...